Osteointegración para entenderlo todo sobre los implantes dentales

Fue en Suecia donde aparecieron los primeros implantes de titanio gracias al profesor Piotr Ingmar Branemark, un biólogo que trabajaba en la revascularización del tejido óseo.

A principios de la década de 1960, sus revolucionarias e innovadoras investigaciones demostraron la increíble capacidad del titanio para establecer una conectividad directa, anatómica y funcional con el hueso. Por tanto, es lógico que el autor del descubrimiento la denominara osteointegración.

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Osteointegración

La osteointegración es la conexión entre el hueso vivo y sano y la superficie de un implante. Esta sería una definición simplificada de un proceso médico que se ha convertido en un dogma mundial y se ha impuesto como la única técnica de implantes dentales con éxito.

Para el tejido óseo, la perforación para colocar un implante dental es un impacto que conlleva un proceso de cicatrización como ocurre con cualquier traumatismo óseo. Alrededor de la zona perforada se forma una necrosis ósea que evoluciona progresivamente en función del proceso de cicatrización del tejido óseo.

Unos días después de la perforación, aparece una capa de hueso inmaduro y vasos sanguíneos alrededor del implante. Comienza la osteogénesis, el proceso por el que se forma el tejido óseo, y el implante queda gradualmente cubierto por un proceso de cicatrización de la parte transgingival.

Implantes endoóseos

Debido a su tasa de éxito excepcionalmente alta, los implantes endoóseos en forma de tornillos o cilindros han tenido un gran éxito desde su introducción a principios de la década de 1970.

Los implantes endoóseos se colocan directamente en el tejido óseo tras perforación y roscado, por atornillado o por impactación.

Principalmente en forma de tornillos, cilindros o láminas, los implantes endoóseos, de diferentes anchuras y diámetros, responden perfectamente a los principios de osteointegración del profesor Branemark.

Implantes yuxtaóseos

Introducidos en la década de 1940, los implantes yuxtaóseos son cuerpos metálicos que se colocan bajo la encía y se asientan directamente sobre el hueso. En su origen se fabricaban con estelita, pero en la actualidad se fabrican con una aleación de cromo, cobalto y molibdeno.

Tras tomar una impresión de la superficie ósea, el protésico fabrica una placa metálica con pilares de anclaje que se coloca directamente sobre el hueso y, a continuación, se confecciona la prótesis definitiva.

Debido al elevado número de complicaciones y fracasos relacionados con la falta de unión entre el hueso y las placas metálicas, la técnica de los implantes yuxtaóseos se está perdiendo gradualmente en favor de otros métodos más fiables y con mejores resultados, como los implantes endoóseos.

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